Marzo, 2001.
En algún día de ese mes asumí un compromiso conmigo misma. Fue una promesa sincera creyendo que la felicidad sería instantánea.
Hoy, mayo del 2014, sigo firme con aquel compromiso y reflexiono.
Nunca pensé que fuera tan difïcil. Pero también concluyo que ya rinde frutos y que valió y vale la pena seguir firme en el camino.
Milarepa fue mi inspiración. Y hoy, a pesar de sentirme construyendo y destruyendo las casas que Marpa le ordenó, sé que el final será el mismo.