Hoy, luego de años y años, me volvió a atacar la acidez estomacal.
Y recuerdo bien la época en que me dio por última vez. Tenía 19 o 20 años, una pierna enyesada del pie a la rodilla, trabajaba medio día de mensajera e iba a la universidad de tarde.
Tenía un noviecito estable, y miles de sueños.
De esos miles de sueños fui concretando casi todos.
Por eso el otro día le dije a un taxista, que me piropeó que parezco de veintipoco, que tengo casi 31 “muy bien vividos”.