Finalmente compré una silla para mi Home Office. Y cómoda, barata, linda. Combina con el resto del estilo del cuarto, y además da para lijarla y pintarla o lo que sea que quiera hacerle. Bien.
Ahora, además, puedo sentarme en mi escritorio, en medio de mis libros, papeles y quilombo en general sin necesidad de ir para el living a chequear lo que necesite en la computadora que está allá. Eso me da infinita libertad de pensamiento y mas amplitud para poder escribir cuando se me viene una idea o trastorno a la cabeza.
En este caso trastorno, si se lo puede llamar así.
Ese mi nuevo alumno resulta ser una “super” persona. De esas que a todo el mundo le llama la atención. Que muy inteligente, que rico, que joven, que mas allá del bien y del mal, que la tiene requetecontra clara en todo, que esto y lo otro hasta por las orejas.
Bien, soy dificíl, muy dificíl de impresionar. Pero resulta que la curiosidad creció, debo reconocer, y quice conocerlo, si. Fui, averigué, me informé e intenté lo mejor que pude darle una clase de inglés a quien no domina la lengua, pero que la entiende. No estaba dentro de mis planes mas que darle clase, conocer su gran ego, cobrar, que aprenda y punto.
El personaje en cuestión parece ser superrequetecontra inteligente en serio. Ahá, si. Reconozco. Guau. Sigo sin impresionarme, por ahora. Pero la curiosidad sigue creciendo, y eso me inquieta. Vamos a ver hasta cuando.
El chicuelo éste me dice sin problema que es muy seguro de si mismo, que es raro que se equivoque y que es muy inteligente y capacitado. Así, si, sin chistar ni parpadear. Y chicuelo sin ser despectivo el término en lo mas mínimo, resulta ser chiquitito en tamaño, pelado, con un semblante fisico casi idéntico al de Alfredo Casero. Claro, no se lo dije, que tal que vaya a googlear Alfredo Casero y termine en “Cha Cha Cha”, creyendo que me recuerda a la versión mas psicodélica de Batman.
Resulta que en cada clase pasa mas tiempo intentando determinar como soy yo, analizarme de alguna manera, en vez prestar atención a lo que le enseño. Mmmm. Fracaso en estas dos primeras clases. Fracaso mío, que planeo unas clases y terminan siendo sesiones de diván freudiano. (espero que jamás tenga acceso a éste mi “coitadinho” blog, ya que el súper hombre es un flamante defensor de la psicología humanista, lejana al freudianismo en casi todo).
“Ya voy conseguir alcanzarte” me dijo ayer. Estás mucho mas allá de mi, le respondí. Y además soy muy fácil de leer, de conocer y analizar. No creas que soy tan profunda, inteligente ni capaz. No.
Lo que no sabe es que lo que más admiro de un ser humano es la sencillez.