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El Santa Rita

El Santa Rita, uno de los hospitales de la Santa Casa en Porto Alegre, es el más triste del complejo. Ahí es donde mueren más personas, donde se ven las peores tristezas. Como si la tristeza pudiera ser peor aún, lo sé.
Lo que a mi más me impresiona del Santa Rita son sus enfermeras. Algunas de ellas mis alumnas.

Ellas simplemente prueban como la meditación y comprensión de las cosas las vuelve claras, lógicas y comprensibles. Aprenden por profesión, no por mera opción, claro, a lidiar con la muerte, el sufrimiento, el desespero, el desamparo. Observan a diario, como ejercicio, lo infalible y lo fatídicamente irremediable.

En el Santa Rita ayer vi un chico, que no debe ser sino un recogedor de basura, al cual le habían amputado el brazo. Junto al brazo sacaron todo el homóplato, todo el hombro. Aquella critatura deambulaba por los pasillos del Santa Rita mientras yo esperaba a una de mis alumnas salir de unos de los cuartos. Junto conmigo estaba Dai. El bate papo fluía normalmente y yo hacía un esfuerzo.

Confiezo no era la figura deformada de aquel muchacho. No, no. Una discapacidad no me impresiona. Ojalá fuera eso. Dai conversaba y me explicaba que sale de vacaciones la próxima semana, y yo observaba al pibe que iba y venía.

Hasta que decidí dejar salir las palabras que tenía atravesadas en la garganta. “Coitado daquele garoto, que aconteceu com ele?”. Dai, de la manera mas natural, lo mira por un segundo, se vuelve hacia mi y responde “pois é, deve ter sido cáncer”. Y continuó explicando y contando de sus vacaciones.

Cómo explicar mi pensamiento. Dai entiende, sin dejar de importarle, a la muerte, al cáncer, a la desgracia. Ella la observa tal cual es, tal cual aparece, sin dejar una migaja de sufrimiento pasar a su alma. Ella la observa, actúa al respecto, y continúa su trabajo. Cómo desearía poder madurar así!

No era la figura deformada lo que me entristecía y trababa las palabras. Fueron unos instantes de imaginar la vida del pibe. De pensar, puta madre, si ya era jodida, difícil, casi imposible, la vida antes de ser amputada su forma, como será ahora. O acaso significará mas dinero en las esquinas por lástima? Qué siente? Entiende que así vivirá muchos años? Fue su opción?

Ojalá pudiera observar las cosas como ellas. Quién sabe ser su profesora no me convierta en su alumna.