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Félix

¿Sabe cuando es necesario una cosa simple que no sea necesario pensar mucho, para relajar? ¿Sabe ese momento que lo trivial da risa, distrae por pocos minutos? ¿Sabe aquel drama inventado de la vecina o una pataleta de la ex de tu novio?

¿Sabe aquel momento que la pataleta de la ex de tu novio te deja de dar risa y pasa a darte pena de verdad? ¿Sabe aquel momento que la pataleta inútil, triste y todas esas cosas de una mujer despechada y sola hace, es justamente eso, lo que todo el mundo hace? ¿Un cliché de infantilismo? ¿Una repetición de novela?

¿Sabe aquel momento que se da cuenta que el infantilismo de la pataleta es un ejemplo mas de alienación y vulgaridad que reina en la mayoría? ¿Aquel momento que te deja de dar risa, porque durante la pataleta es evidente su soledad, angustia existencial, el darse cuenta que estuvo sola siempre y que por 16 años “compró” a una pareja que nunca la quiso? 

¿Sabe, usted, ese momento que sabe que las mayores víctimas son los niños? 

Aquel momento que piensa brevemente en Félix y sabe que es uno mas de los tantos niños víctimas de sobreprotección y despecho y nada se puede hacer. 

Y ella tan mía

Nunca había leído un texto que fuera tan mío sin haber sido escrito por mi. Lo leo y releo y soy mas yo que nunca, ella es tan mía como mi propia alma:

“No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe… No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca.

 No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma. 

No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música. 

No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y vertigue un inmenso horror por las injusticias. Una a la que le gusten los juegos de fútbol y de pelota y no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo. 

No te enamores de una mujer intensa, lúdica y lúcida e irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, JAMÁS se regresa.”

Gracias Martha Rivera-Garrido, por hacer de vos algo tan mío.